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Que la nicotina deje de
escocer en la garganta,
y que si me vuelve a pasar
pueda beber
directamente de tus
encías,
sin que tengas que
traducirme nada.
Que los rayos de sol que
entran en la cocina
no se posen sobre el zumo
que hicimos,
o que si morimos antes de
tiempo,
que al menos podamos
probar
antes de que se vayan las
vitaminas.
Que puedas disfrutar de la
gloria
sin que te chupen la
sangre,
sin que el mundo venda
nuestras entrañas
aunque si su ley nos
niega,
que nuestro sexo lo
derrote.
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Suena a amor de dolor de estómago.
ResponderEliminarMuy bueno, hermano!