miércoles, 28 de julio de 2010

Vacaciones sin bañador

Comenzó el verano, me pinchaste con tu aguja,
una sidosa e inevitable, nadie te vió
pero te llevaste todo el sol a ninguna parte,
mientras el socorrista estaba distraído, no miraba,
me ahogaste.

Haces que la arena caliente me empuje
y que el mar trague sediento,
cocinas mi cuerpo salado a fuego lento,
para que me duela mas fuerte,
para que me duela mas tiempo.
Lo haces para darle de cenar
a otro hombre y el colmo es que lo avisas:
-Estará especialmente tierno.

Porque sabes que tu golpe me cogió
desprevenido, inocente, o mas bien necesitado.
La trampa te salió bien, como siempre me imagino,
Tienes tan buen aspecto que podrías poseerlo todo
con solo quejarte un poco,
y cuando miras atraviesas sin obstáculo a tu alcance,
es imposible evitarlo:
la rotura tan profunda que tu magia corresponde,
un monstruo en todas sus facultades,
no quieres desconfiar de algo tan dulce
y es eso precisamente: placentero,
lo que la hace un asesino, un asesino impecable.

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