.Entre besar la carne o morder el hueso
llevas meses en caída libre, pero
confianza es poder,
el cisma siempre vuelve a subyugar las
mejillas
por eso la cremallera flexiona su
entraña,
se rompe el velo y ahí está la
iridiscencia
que delata en el alma el trasfondo del
engranaje,
el enigma nos devuelve la calada y
entonces entiendes:
te sumerges involuntariamente para
siempre,
en una investigación cotidiana, de
difícil hombre
de consciencia no ordinaria.
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